Ucrania podrá contar en unos meses con carros de combate occidentales en el campo de batalla. Los países aliados se han comprometido a reforzar sus capacidades militares con carros Leopardo 2, Challenger 2 y M1 Abrams, unas unidades mucho más modernas y avanzadas que las unidades de fabricación soviética con las que tiene que combatir en estos momentos a los invasores rusos.
El levantamiento del veto alemán a la transferencia de los Leopardo 2 ha sido fundamental, algo que solo se han conseguido por las presiones estadounidenses y por el órdago de Polonia, que amenazó con enviar algunas de sus unidades saltándose la autorización previa que necesitaba del Gobierno de Berlín.
La propia Alemania, Polonia, Finlandia, Canada, Dinamarca, Portugal, Holanda y Noruega ya han anunciado que van a enviar carros Leopardo 2. República Checa y Eslovaquia van a ceder los que tienen ahora mismo en línea de producción. Estados Unidos se ha comprometido a enviar M1 Abrams y el Reino Unido carros Challerger 2.
España, como siempre, va a rebufo de sus socios. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha anunciado que nuestro país enviará unidades y ha adelantado que Margarita Robles iba a explicar todos los detalles. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ha sido incapaz todavía de explicar cuántas unidades se van a sacar y de dónde van a salir.
Las Fuerzas Armadas tienen actualmente 347 unidades en su inventario. 108 son de la versión más vieja, la 2A4, y 239 de la versión 2E, una de las más modernas de Europa. De las 108 de la versión 2A4, algunas están en servicio protegiendo las ciudades de Ceuta y Melilla, mientras la gran mayoría están almacenadas en Zaragoza. Son las unidades que en verano Margarita Robles dijo que estaban en un estado deplorable y que eran un peligro para los propios ucranianos.
Las unidades de la versión 2E son el grueso de los carros de combate que se encuentran ahora mismo en servicio en el Ejército de Tierra. De hecho, varias unidades se encuentran desplegadas en estos momentos y desde hace varios años en Letonia, donde hay un grupo acorazado español que forma parte del denominado muro-anti Rusia de la OTAN.