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La humanidad lleva más de 100 años buscando y emitiendo señales de radio para intentar una comunicación con alguna civilización extraterrestre.

¿Es la señal Wow! de origen extraterrestre?

La humanidad lleva más de 100 años buscando y emitiendo señales de radio para intentar una comunicación con alguna civilización extraterrestre.

Desde siempre, los humanos han mirado al cielo preguntándose si existe la vida más allá de la frontera planetaria. Libros, películas, piezas radiofónicas... han sido algunos de los medios en los que autores han dejado volar su imaginación inventando seres extraterrestres y contactos con ellos. Desde que comenzó la era moderna miles han sido los avances que han llevado al ser humano al nivel de hoy en día. Varios de esos avances acercan esos contactos.

En el año 1977 se lanzaron las misiones Voyager, dos naves espaciales que se encargan de explorar el sistema solar desde el cinturón de asteroides hasta los confines del vecindario cósmico. A día de hoy, ambas naves siguen operativas, aunque con pocos instrumentos funcionando y fuera de la heliosfera. Estos artefactos llevan en su interior un disco de oro con saludos en múltiples idiomas y la posición exacta de la Tierra dentro de la Vía Láctea. Es muy difícil que con ellas se logre algún contacto con civilizaciones extraterrestres, pues el cosmos es muy grande. Para hacerse a la idea, las naves tardarán 40.000 años en llegar a las inmediaciones de la estrella más cercana. En cierto punto, los artefactos dejarán de emitir radiación electromagnética y será imposible que alguien las detecte.

Desde el año 1900, la humanidad está enviando señales al espacio en busca de una respuesta. También hay telescopios construidos que rastrean el cielo en busca de esas huellas de radio que demuestren que no estamos solos. Sin embargo, es muy complicado obtener conclusiones claras por la falta de recursos y la cantidad de señales que se reciben.

Todo emite señales de radio

El cosmos es un ente que está en continuo movimiento, no está muerto. La radiación se mueve en todas direcciones a la velocidad de la luz. Incluso los planetas la emiten: Júpiter, Saturno, Neptuno, Marte... todos, y se pueden convertir a sonido, por lo que sí, los planetas producen sonidos. La velocidad es vertiginosa, pero, dada la magnitud de las distancias que separan las estrellas dentro de una galaxia, el tiempo requerido es también enorme. Es muy difícil una comunicación entre civilizaciones porque, para que exista, requeriría varias generaciones.

Hay un ruido constante que llega a los radio telescopios de la Tierra. Los científicos se centran en estudiar las anomalías en ese ruido. Todas las señales son muy cortas, aunque, al ser tantas, generan un ruido constante. Son tan numerosas que encontrar una señal sospechosa de provenir de alguna civilización extraterrestre puede producirse años después de haber sido captada

Las anomalías dependen de ciertos criterios y éstos ocurren con cierta asiduidad. Lo más probable es que provengan de una fuente natural como pueda ser un púlsar, una fusión de agujeros negros o un magentar. A pesar de ello, no se puede descartar un origen artificial, por el simple hecho de que nosotros también lanzamos esas señales al espacio. Muchas son las teorías que han formulado los científicos: desde señales enviadas por un radiotelescopio hasta una esfera de Dyson. Estas estructuras son teóricas y serían creadas por civilizaciones muy avanzadas que ya aprovechan el 100% de los recursos de su planeta y usan esa construcción que rodea su estrella para obtener energía de ella. Es posible que ya se haya detectado esta estructura, pues los científicos han avistado varias estrellas que tienen disminuciones de brillo anormalmente altas.

Señal WOW!

En el mismo año en que se lanzaron las Voyager se detectó una señal en el radiotelescopio ‘Big Ear’ en Ohio, Estados Unidos. Esta señal proviene de una estrella que es muy parecida al Sol y está situada a unos 1.800 años luz, por lo que algún planeta de su sistema es posiblemente habitable. Nunca se ha detectado una señal como ésta, ni antes ni después. Su duración fue de 72 segundos, cuando la duración de las señales suele rondar los pocos segundos en el mejor de los casos. La intensidad fue 30 veces superior al ruido de fondo.

Su frecuencia fue 1420,4056 MHz, la misma que tiene el hidrógeno y es muy fácil de detectar porque no suele tener mucho ruido de fondo. Esta frecuencia es la ideal para mandar señales, pues, además de lo anteriormente comentado, el hidrógeno es el elemento más abundante en el universo.

Según el descubridor de esta señal, Jerry Ehman, en el informe del trigésimo aniversario de la señal Wow!: "al ser el hidrógeno el elemento más abundante del universo, es lógico suponer que una civilización inteligente dentro de nuestra Vía Láctea, deseosa de atraer la atención hacia sí misma, podría emitir una fuerte señal de baliza de banda estrecha en la frecuencia de la línea de hidrógeno neutro o cerca de ella".

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Jerry Ehman escribió WOW! al lado de la transcipción, lo que le dio nombre a la señal.

Los científicos no saben qué fue aquello que recibieron. 43 años después sigue siendo un misterio, uno de los mayores de la astronomía. Lo más probable es que provenga de una fuente natural, pero, hasta que no se confirme, los científicos no pierden la esperanza. El problema reside en la falta de recursos para apuntar un radiotelescopio a esa región del espacio y esperar una nueva señal para estudiarla. Lo que se hace es rastrear el cielo completo, no una pequeña parte. Por eso es muy difícil poder estudiar este tipo de señales y hacen de eventos como Wow! un absoluto misterio.

Radiotelescopio ‘Big Ear’

El radiotelescopio ‘Big Ear’ pertenece a la universidad de Ohio en Estados Unidos. Fue inaugurado en el año 1963, habiendo comenzado su construcción 7 años antes. El sistema de funcionamiento de este radiotelescopio es bastante curioso. No gira sobre sí mismo, sino que aprovecha la rotación terrestre para hacerlo. Tiene una característica favorable, que es la económica, es muy barato, pero, por el contrario no dispone de la capacidad de analizar un punto concreto del cielo.

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Este es radiotelescopio Big Ear que captó la señal Wow!

Con ese sistema, captar una señal como la Wow! es poco menos que un milagro, pues tiene que estar en el lugar exacto en el momento concreto para recibir una emisión que lleva 1.800 años viajando. Para poder estudiar estas huellas que recorren el espacio en profundidad hay que aumentar considerablemente los recursos económicos, tanto en análisis como en infraestructuras.

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