El fallo del TC lanzaba la pelota al presidente del Senado al paralizar la tramitación de la reforma en la Cámara Alta. El socialista Ander Gil aprovechaba que el foco estaba puesto sobre él para soltar una andanada de improperios contra los magistrados del tribunal de garantías. Durante una comparecencia al filo de la madrugada, el presidente de la Cámara sentenció que el "proceso legislativo ha sido interrumpido".
"Supone un triste punto de inflexión para nuestra democracia", afirmaba mientras acusaba a los magistrados de "sustraer" el debate "al poder legislativo" y de "conducir a una crisis institucional". Gil no ahorró en descalificativos contra un TC que, a su juicio, está "instrumentalizado" y que ha acabado por lanzar "un órdago".
Acata pero a regañadientes
Casi al final de su intervención, Gil afirmaba de manera escueta que "acata y cumplirá la decisión". Tras pedir "calma y serenidad", Gil dejaba entrever la posibilidad de recursos mientras afirmaba que "lo que está sucediendo hoy tendrá un alto coste mañana".
El socialista aprovechaba su discurso para reivindicar el papel del único padre de la Constitución del PSOE: Gregorio Peces Barba. El presidente del Senado afirmaba que el ponente defendió la "inviolabilidad de las cámaras. como condición necesaria para el normal funcionamiento".
A los pocos minutos, y también desde el Senado, la portavoz del grupo parlamentario del PSOE en la Cámara Alta, Eva Granados, acusaba al TC de "violentar los derechos de los senadores". "Nos hurtan de debatir y votar una decisión que consideramos constitucional", afirmaba con un tono solemne.
Batet, más comedida
Más institucional resultó la presidenta del Congreso, Meritxel Batet. A diferencia de Gil, desde el primer momento anunciaba que "acataba la sentencia" aunque también soltaba críticas a la misma.
"Este cambio del modo de proceder produce una honda preocupación desde el punto de vista del correcto funcionamiento del poder legislativo y del ejercicio de sus facultades Constitucionales", afirmaba Batet quien pedía al tribunal de garantías que esperan "ser oídos para defender la autonomía parlamentaria".