Al poco de hacerse pública la condena de Cristina Fernández de Kirchner –a seis años de prisión, por pertenecer a una trama que robó 480 millones de euros–, la vicepresidenta de Argentina hizo una comparecencia virtual, desde su despacho en el Senado –difundida en redes sociales por, entre otros, Pablo Iglesias–, en la que dijo que su pena "tiene su origen en un Estado paralelo y en la mafia judicial": "La existencia de un sistema paraestatal en el que se decide sobre la vida, la libertad y el patrimonio de los argentinos y que está fuera de los resultados electorales".
Visiblemente irascible, Fernández de Kirchner recordó que, hace tres años, ya dijo que "la condena estaba escrita". Ha comparado su situación con la etapa de las juntas militares, señalando que, ahora, "parece que también hay juntas que gobiernan el país y deciden por fuera de todos los estamentos", y añadiendo que nunca será "mascota del poder": "Mascota de ellos no voy a ser nunca, así me den seis años o veinte".
Además, la vicepresidenta condenada anunció que, en las elecciones de 2023, no será "candidata a nada, ni a presidenta ni a senadora": "Mi nombre no va a estar en ninguna boleta. Termino el 10 de diciembre y me vuelvo a mi casa". Según Fernández de Kirchner, no someterá "a la fuerza política que me dio el honor de ser dos veces presidenta y una vicepresidenta a que la maltraten en periodo electoral, con una candidata condenada con inhabilitación perpetua por administración fraudulenta".
Finalmente, dirigiéndose a uno de sus más feroces enemigos, Héctor Magnetto –el CEO del grupo propietario del diario Clarín–, agregaba: "Me va a poder meter presa después del 10 de diciembre. Eso sí, siempre y cuando algún empresario, algunos caputos de la vida, no se les ocurra financiar a algunas otras bandas de marginales, y antes del 10 de diciembre de 2023, me peguen un tiro. Que eso es lo que usted quiere: presa o muerta".