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La izquierda española tiene el objetivo de acabar con el trasvase Tajo-Segura desde hace tiempo.

El truco del Gobierno para cerrar el Tajo-Segura y condenar a miles de agricultores a la indigencia

La izquierda española tiene el objetivo de acabar con el trasvase Tajo-Segura desde hace tiempo.

El anuncio de las intenciones del ministerio de Teresa Ribera de hacer caso omiso a lo acordado en el último Consejo del Agua ha supuesto un mazazo para los agricultores del sureste español, que ven amenazado su medio de subsistencia ante el aumento desmesurado de la escasez de recursos hídricos que van a sufrir en los próximos años.

Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, fue el encargado de anunciar que el Gobierno no va a cumplir el último acuerdo del Consejo Nacional del Agua, organismo encargado de aprobar los planes de cuenca, en el que se incluían determinadas condiciones técnicas para que los caudales ecológicos del Tajo permitieran seguir trasvasando parte del agua sobrante hacia el sur. A pesar de que el acuerdo se formalizó en un Decreto, negociado previamente por el ministerio con el presidente valenciano, el socialista Ximo Puig y el secretario general del PSOE murciano, José Vélez, Hugo Morán ha asegurado que el ministerio no cumplirá lo pactado para lo que, presumiblemente, se modificará el texto del decreto a su paso por el Consejo de Estado. De esta forma, la subida gradual de los caudales ecológicos obligará a reducir a la mitad el agua trasvasada a partir de 2027, lo que supondrá un golpe letal para el sector agroalimentario, principalmente en Murcia, pero también en Almería y el sur de Alicante.

En el Ejecutivo castellano-manchego siguen las celebraciones por una decisión que colma sus expectativas de acabar con el Trasvase Tajo-Segura, el objetivo primordial del PSOE de Castilla-La Mancha, que Emiliano García-Page ha hecho finalmente realidad. El propio presidente castellano-manchego ha tenido un papel determinante en las presiones a Sánchez para poner fin a esta infraestructura, aunque para ello haya tenido que desdecirse a sí mismo y convertir un decreto de su ministerio en papel mojado. Las reacciones en el sureste no se han hecho esperar. Mientras los socialistas locales tratan de ganar tiempo desautorizando al secretario de Estado de Medio Ambiente, lo cierto es que las declaraciones del hombre fuerte del ministerio de Transición Ecológica y del propio García-Page no dejan lugar a la duda: el Trasvase Tajo-Segura está tocado de muerte, con unas consecuencias demoledoras para la economía de Murcia, Alicante y Almería, cuyo sector hortofrutícola amenaza ruina.

Fernando López Miras acusa a Sánchez de haber provocado "la mayor afrenta a la Región de Murcia de los últimos tiempos", al anunciar un "hachazo del 50%" del trasvase por la puerta de atrás y a espaldas de los sectores implicados. Por su parte, los regantes levantinos ya están preparando una respuesta de la máxima dureza en las calles, ante lo que consideran una traición sin precedentes del Gobierno de España.

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