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Analizamos el nuevo vandalismo ecologista contra obras de arte en todo el mundo que este viernes se ha cebado con un cuadro de Van Gogh.

Ecologismo contra 'Los girasoles' de Van Gogh: no son activistas, son delicuentes

Analizamos el nuevo vandalismo ecologista contra obras de arte en todo el mundo que este viernes se ha cebado con un cuadro de Van Gogh.

Dos energúmenas han atacado con sopa de tomate uno de los cuadros de girasoles pintados por el genial Van Gogh, concretamente el que está colgado en la National Gallery de Londres. Se trataba de dos jóvenes que forman parte de un grupo ecologista extremista, Just Stop Oil, que exige que se deje de usar petróleo y gas por las presuntas consecuencias climáticas.

El atentado es parte de lo que ya sólo puede ser considerado una campaña de actos vandálicos que ha tenido con este al menos tres episodios: en julio se atacó La primavera de Sandro Bottichelli, expuesto en la Galería degli Uffizi de Florencia; y hace cinco días se vandalizó una obra de Picasso que formaba parte de una exposición sobre el pintor malagueño en la National Gallery of Victoria de Melbourne.

Típico de la izquierda

Aunque al parecer el cuadro de Van Gogh no ha sido dañado pues un cristal protegía la pintura, resulta muy preocupante este comportamiento de los colectivos ecologistas más extremos, que con unas tácticas típicas de los movimientos terroristas de izquierda pretenden llamar la atención sobre su reivindicaciones y tratan de crear una percepción completamente distorsionada de la preocupación real por el cambio climático en el mundo.

Y lo peor es que muy probablemente logran sus objetivos, al menos eso parece deducirse de la reacción de la inmensa mayoría de los medios de comunicación en el mundo que, pese a rechazar de plano los atentados, se empeña en llamar "activistas" a los energúmenos y energúmenas que destrozas obras de arte para reivindicar medidas disparatadas sobre el cambio climático por la supuesta necesidad que nos marca una pretendida emergencia climática que ni los más apocalípticos estudios científicos están en realidad señalando.

Es una forma de funcionar típica de la izquierda, que históricamente siempre ha considerado que sus ideas eran tan importantes que cualquier cosa, empezando por las vidas de los ciudadanos, merecía sacrificarse para imponerlas.

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