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La invasión de Ucrania es una arista más de ese nuevo orden mundial hacia el que avanzamos​​​​​​.

La guerra por controlar el Ártico podría decidir la hegemonía mundial entre Occidente y Rusia

La invasión de Ucrania es una arista más de ese nuevo orden mundial hacia el que avanzamos​​​​​​.

La invasión de Ucrania es una arista más de ese nuevo orden mundial hacia el que avanzamos en medio de la pugna entre Rusia y China con Occidente. Pugna que se mantiene desde hace mucho tiempo ya en escenarios como el Ártico. De su control en los próximos años puede depender que la balanza de la hegemonía mundial se decante hacia uno u otro lado y, de momento, Rusia está mejor posicionada.

Vladimir Putin aprovechó el Día de la Armada para presentar la nueva doctrina naval rusa. Doctrina con la que pretende marcar a Occidente sus líneas rojas en los mares Negro, Báltico y en el océanto Ártico. Cinco países se disputan este territorio de extraordinario interés geopolítico y económico: Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega, aunque China es otro actor que, de la mano rusa, pugna por hacerse con una parte del pastel Ártico.

A causa del deshielo, el océano Pacífico y el Atlántico podrían quedar conectados por el Polo Norte. Un estudio de la NASA calcula que para 2030, la banquisa Ártica podría desaparecer por completo en el verano, lo que permitiría abir una nueva ruta comercial, alternativa a la del Canal de Suez, que sería un 40 por ciento más rápida.

El clima extremo de estas latitudes ha mantenido hasta ahora casi inalterable, estas tierras. Un filón de pesca, diamantes, oro, tierras raras -fundamentales para las nuevas tecnologías-, así como gas y petróleo. Se estima que bajo su cada vez más fina capa helada yace el 13 por ciento de las reservas mundiales de crudo y el 30 por ciento de las de gas. Rusia parte mejor posicionada en esta carrera por el control comercial.

Es la potencia con más kilómetros de costa Ártica y lleva años preparándose. Cuenta con la mayor flota de rompehielos del mundo, entre ellos, de propulsión nuclear. No así en el ámbito militar, donde la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN acabarían por decantar la balanza del lado occidental. A costa, eso sí, de convertir el Ártico en un nuevo punto caliente de la pugna por el nuevo orden mundial ya en marcha.

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