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Horacio Silvestre dirige un Instituto dedicado al Bachillerato de Excelencia. Una aldea gala educativa contra el apostolado ideológico.

San Mateo, la escuela madrileña que resiste al adoctrinamiento socialista

Horacio Silvestre dirige un Instituto dedicado al Bachillerato de Excelencia. Una aldea gala educativa contra el apostolado ideológico.

Libertad Digital entra en el IES San Mateo, un centro donde se respira amor por la enseñanza y ganas de aprender. Es verano, ya de vacaciones, quedan muy pocos chavales que hoy vienen a una clase extra de debate. El profesor es un voluntario de otro centro que colabora con "la causa", añadir un extra a unos chavales entusiasmados con poder saber más. Nos quedamos un rato en el aula y allí todo el mundo escucha a un ponente que les trata como adultos.

El San Mateo es como el sueño hecho realidad de un maestro y de un alumno. Se cuida y se busca la superación frente a la mediocre igualdad que tratan de imponer a los alumnos las nuevas reformas educativas del PSOE. Las paredes están llenas de diplomas de concursos de matemáticas, física, dibujo, ensayo histórico, relato breve o traducción del latín.

Aquí los jóvenes de bachillerato, de toda la Comunidad de Madrid, no solo estudian las materias del currículo, sino que por las tardes, por ejemplo, hacen Teatro. Han ganado varios premios y un año incluso fueron a Mérida a actuar. Juan Mayorga también les visitó para ver la representación de una de sus obras, el Himmelweg. Se hace un casting a principio de curso y se exige puntualidad y asistencia total a los ensayos. Va en serio. Recuerda a eso de: "la fama cuesta..." El esfuerzo también hay que educarlo.

El IES San Mateo está en el centro de Madrid, junto al barrio de Chueca, cerca de la calle Fuencarral y del barrio de Justicia. Son una especie de aldea gala educativa. El único instituto de la Comunidad exclusivo para alumnos sobresalientes. Para acceder hay nota de corte.

El año pasado cumplió una década desde que lo pusiera en marcha la ex Presidenta Esperanza Aguirre y la consejera Lucía Figar, a las que le cayeron todo tipo de críticas. El Ministerio de Educación del PSOE de entonces lo tildó de experiencia "segregadora".

Horacio Silvestre lleva en la dirección del centro desde 2011. Le preguntamos cómo sobreviven a contracorriente y aventura que si "no estuviera gobernando el PP" habrían desaparecido.

Horacio presume de orden y limpieza, de conservar el mismo mobiliario desde hace diez años y prácticamente impoluto. También de conseguir la colaboración altruista, por ejemplo, de académicos de la lengua como Ignacio Bosque.

Recorremos todas plantas, las aulas, con nombres latinos, los laboratorios y las dos bibliotecas, una donada por el catedrático de Filosofía Pedro Oñate. Y hablamos, por supuesto, de la encrucijada educativa actual. Este profesor de latín es poco común, un profesional independiente y que opina con libertad. Planta cara a los sindicatos y no le imaginamos con una de esas camisetas verdes del gremio. Un individuo frente a la multitud y el uniforme común. Nos cuenta que estuvo estudiando un verano en la Unión Soviética y esa experiencia le marco para siempre. Cayó su telón de acero personal.

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