Han sido varios días de fiestas, fotos y encuentros con los líderes del mundo en los que se ha visto a Pedro Sánchez, a su mujer y a la prensa más adicta disfrutar como niños con zapatos nuevos, pero ¿en qué situación política queda el presidente del Gobierno después?
¿Ha logrado el brillo de los fastos borrar los problemas que tenía el PSOE antes de la cumbre? ¿Ha mejorado el propio Sánchez mejorar sus decaídas expectativas electorales? ¿Va a ser más fácil o más difícil llegar al final de la legislatura como pretende?