Ramón Arroyo fue diagnosticado con esclerosis múltiple cuando apenas tenía 30 años. Esta enfermedad cambió su forma de vivir y de ver la vida, pues pasó de tenerlo todo a vivir con una constante sensación de incertidumbre.
La incertidumbre es una de las grandes consecuencias que tiene la esclerosis múltiple. Esta enfermedad cursa por brotes impredecibles y que pueden atacar a cualquier parte de nuestro sistema nervioso, lo que hace que no pueda saber cuándo va a tener un brote y cómo le va a afectar.
En este tiempo, en el que el deporte ha sido uno de los pilares de su vida, Ramón ha aprendido a gestionar la incertidumbre y a decir que no. Así, ha apartando de su vida a personas con las que su vínculo se iba perdiendo para reforzar su conexión con aquellas que están para lo bueno y para lo malo.