El ambiente no era el de otras reuniones más tensas. El ministro de Defensa ucraniano llegaba relajado, abrazando a los anfitriones turcos. Sin apenas mirar al miembro de la delegación rusa que le presentaban, es cierto. Pero unidos luego ambos en el aplauso al presidente de Turquía. Después de tres horas de reunión, los primeros frutos, las primeras reacciones optimistas y las primeras declaraciones en público.
El equipo ruso -al que por cierto asesora de nuevo el oligarca Román Abramovich- promete reducir drásticamente la presencia militar al norte del país; en las zonas de Kiev y de Chernígov. Algo que ya anunciaron el viernes pasado, pero que ahora se constata sobre el terreno.
Las dos delegaciones creen que está más cerca un encuentro Putin- Zelenski. Ucrania, sin embargo, insiste en que cualquier acuerdo debe firmarse con las tropas rusas fuera del país. Acepta un estatus neutral y no incorporarse a la OTAN. Eso sí, exige un tratado internacional que garantice su seguridad. En cuanto a Crimea y el Donbás, las posiciones aún están alejadas. Y por desgracia esto se seguirá negociando todavía en el campo de batalla.