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Canarias

La reciente explosión ha producido un pequeño desbordamiento hacia el norte de la colada que corre sobre las anteriores.

Nueva reactivación del volcán de La Palma

La reciente explosión ha producido un pequeño desbordamiento hacia el norte de la colada que corre sobre las anteriores.

Ya es la erupción más larga de la historia de la isla. Tras varios días de aparente tranquilidad que hacían augurar una pronta extinción, ayer registraba una repentina y sobrecogedora reactivación, con una enorme columna de lava.

Con la luz del día, la emisión de ceniza se hacía evidente y los científicos se afanan en analizar las bombas volcánicas. Un equipo de INVOLCAN y la Guardia Civil ha tenido que abandonar la zona de la erupción al dispararse las alarmas de presencia de gases potencialmente letales, según los expertos. Ya nadie se aventura a señalar una fecha de finalización.

En el cono secundario del volcán se ha producido un derrumbe hacia el interior del cráter. La nueva explosión ha producido un pequeño desbordamiento hacia el norte de la colada que transcurre sobre las anteriores. El cono principal del volcán supera ya los 1.100 metros de altura. Y vuelven los terremotos a la isla de La Palma. Efectivos de la UME, sin descanso, prosiguen retirando la ceniza que se acumula en casas y calles.


Gases potencialmente letales obligan a salir de la zona de erupción del volcán

Un equipo del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán) y de la Guardia Civil ha tenido que abandonar la zona de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, donde se encontraban recogiendo datos, al dispararse las alarmas de su sistema de detección de gases que indicaban una situación potencialmente letal.

En un vídeo, difundido este domingo por el Gobierno canario, se observa a dos científicos de Involcán y a un agente tomando datos de la erupción en un punto situado dentro de la zona de exclusión, protegidos por máscaras antigás. Y en el suelo, cubierto de ceniza, se aprecia la presencia de varias cadáveres de animales de pequeño tamaño, entre ellos un ave rapaz.

En ese momento, se dispara la alarma del sistema de detección de gases que lleva en la mano el guardia civil, quien avisa al resto de que están en una zona con emanaciones potencialmente letales. Inmediatamente después, las cuatro personas que forman el equipo (los dos científicos, el agente con el detector y un compañero que graba la escena) se alejan apresuradamente.

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