La aparente inmovilidad de la mayoría de las coladas no evita el escepticismo de muchos palmeros, que ven todavía la lava fluyendo en la colada central, muy fluida y veloz al salir del tubo lávico. La disminución del número de terremotos confirma la tendencia
"La sismicidad es baja como nunca lo ha sido", subraya Vicente Soler, vulcanólogo del CSIC.
Pero la vibración del volcán, el tremor, aunque es bajo es todavía continuo.
"Hay que esperar", explica Soler, "a que sea discontinuo porque eso sería indicio de agotamiento de esa sobrepresión del magma existente".
Porque aún queda lava pugnando por salir de las entrañas del volcán; la que lo consigue y discurre en superficie termina en su mayoría alimentando el antiguo delta lávico del San Juan, sin crear ya daños en las zonas que vemos intactas entre coladas. Que el volcán está más debil es un dato objetivo, pero precisar cuántos días quedan de erupción es más un deseo compartido que una realidad.