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Libertad Digital visita el centro de recogida y reubicación de mascotas en los Llanos de Aridane.

Cuando el volcán te separa también de tus queridos animales

Libertad Digital visita el centro de recogida y reubicación de mascotas en los Llanos de Aridane.

Tras la erupción volcánica en el Cumbre Vieja de La Palma decenas de perros y gatos han tenido que ser atendidos. La protectora Benawara y un grupo de voluntarios se encarga de ello. Toda las gestiones están centralizadas en las canchas deportivas Eusebio Barreto de Los Llanos de Aridane, un centro de atención improvisado donde la solidaridad y las donaciones de comida o enseres son impresionantes.

Los responsables nos cuentan que se dan varias situaciones y que realizan varias tareas. Una buena parte de los afectados que ha perdido su casa no ha podido llevarse a sus perros o gatos a los lugares de realojo. Se encuentran con problemas de espacio en los hogares provisionales o están en hoteles. A la mayoría de estos animales se les ha buscado, por el momento, una familia de acogida y a los que no, los menos, se les ha instalado en las canchas.

Otro caso común es el rescate de perros o gatos extraviados. Esta labor siempre la realizan unidades policiales especializadas. Una vez atrapados, cosa que con los gatos es prácticamente misión imposible, se trasladan al centro, donde se les trata de identificar gracias al chip (que contiene todos los datos del dueño). Si no lo tuviera, a pesar de ser obligatorio por ley, entonces la protectora sube la foto del animal a su perfil de Facebook para ver si alguien lo reclama. Estos animales se quedan aquí a la espera de aparezca el dueño.

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Dueña que va a sacar cada día a sus perros

En las canchas se ven varios chelines con perros. Algunos son animales, como decimos, sin propietario conocido pero otros sí lo tienen y cada día se pasa a visitarle y a darle un paseo. Estas personas comparten con Libertad Digital una mezcla de pena, por no poder tenerlo en casa, y de alegría, ya que al menos se ha salvado. Los niños son los que peor lo pasan durante las visitas porque no entienden por qué hay que dejar aquí a su compañero, "se te parte el alma", nos cuentan.

Los voluntarios relatan que hay familias que se acercan cada día a preguntar si ha aparecido ya su perro o su gato. No tuvieron tanta suerte y sus animales se asustaron y huyeron en esos primeros momentos caóticos tras la explosión, de la que hará el 19 de noviembre dos meses.

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