Cada derrumbe provoca un cambio en la trayectoria de la lava pero este último no los ha desviado. Sigue bajando por el centro, colada sobre colada. La colada primigenia podríamos creer que ya está fría y hacernos una idea de cómo va a quedar el relieve que los canarios llaman malpaís. Pero no es así. La lava fluye.
Es complicado hacer un seguimiento, porque la lava cuando termina la pendiente del volcán sigue su camino al mar por tubos lávicos. Ésta colada no preocupa porque está rellenando islas como estas que se salvaron de las primeras lavas. En la falda sur del volcán hay otra colada preocupante, la de las Manchas.
Un dedo que se dirigía a las casas evacuadas y se activó el fin de semana, se paró hace un par de días. Sigue parado a 150 metros de la planta fotovoltaica y a 250 del cementerio. Y la que más en tensión produce es la colada de La Laguna, al norte de la falda del volcán. Esta semana también rellena huecos más que avanza. Aquí vemos como sus dedos apuntan a la montaña de La Laguna. El izquierdo podría unirse a la colada que está cerca del mar, estancada a las puertas del acantilado. El dedo de la derecha si recibe nuevas lavas arrasaría todas estas localidades desalojadas en Tazacorte.