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Los científicos utilizan cámaras térmicas puesto que la nube de polvo y cenizas impide ver la colada con cámaras tradicionales.

¿Cómo ayudan las cámaras térmicas a predecir y estudiar el volcán de La Palma?

Los científicos utilizan cámaras térmicas puesto que la nube de polvo y cenizas impide ver la colada con cámaras tradicionales.

Las imágenes grabadas con cámaras térmicas son las más cercanas a la lengua de magma en el volcán de Cumbre Vieja, La Palma. Estas cámaras ofrecen información clave sobre la lava, como su velocidad y su recorrido. Unos datos valiosos con los que los científicos elaboran mapas aproximados del recorrido de las lenguas de lava desde la salida eruptiva en la montaña.

Más abajo otros expertos analizan directamente las rocas de lava. Toman la muestra de la pared de fuego, la meten en un cubo de agua y la observan. En lo que todos los científicos coinciden es que tres días de erupción son pocos para responder cuándo acabará la erupción y sus consecuencias.

La erupción volcánica puede prolongarse durante meses y los factores de peligro que posee son múltiples: coladas lávicas, flujos de piroclastos y caída de cenizas, lahares y avalanchas, gases, sismos volcánicos, tsunamis, anomalías térmicas, deformaciones del terreno, etc.

Además, un volcán puede presentar fenómenos perceptibles por la población con mucha antelación (incluso durante años) al inicio de una erupción. A todo este periodo se le denomina crisis volcánica, siendo la erupción el final del proceso.

En la actualidad, la vigilancia de volcanes se hace midiendo instrumentalmente la actividad sísmica, deformación, emisión de gases y temperaturas anómalas, complementado con la información obtenida a través de la observación directa por el hombre.

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