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Movió, sin querer, una piedra que marcaba la frontera entre ambos países desde 1819.

Un agricultor belga redibuja la frontera con Francia por accidente

Movió, sin querer, una piedra que marcaba la frontera entre ambos países desde 1819.

Unos aficionados a la cartografía y la historia se dieron cuenta paseando que aquí algo no cuadraba. Desde esa piedra hasta ese árbol hay una distancia de 2,29 metros. Parece algo insignificante, pero esa piedra y esa fecha, 1819, tienen una gran trascendencia. Establece cómo quedó la frontera entre Francia y Bélgica tras la derrota de Napoleón en 1815. Así que cuando el agricultor propietario del terreno movió sin querer la piedra para poder circular mejor con su tractor lo que hizo, sin saberlo, fue modificar la frontera a favor de los belgas y en detrimento de Francia. El alcalde de la localidad belga sabe que hay que volver a colocar todo en su sitio y así se lo ha hecho saber al agricultor porque en el lado francés andan disgustados. Ese tramo nos pertenece, dicen los vecinos, que esperan que todo este embrollo que podría acabar en los tribunales se resuelva de manera amistosa entre los dos países europeos.

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