Menú
El investigador José Luis Jiménez ha intentado advertir de los errores en España pero no le han escuchado: "He hablado con gobiernos de muchos países, pero no he conseguido hablar con Fernando Simón".

El experto en aerosoles José Luis Jiménez: "En España han dejado que el virus explote"

El investigador José Luis Jiménez ha intentado advertir de los errores en España pero no le han escuchado: "He hablado con gobiernos de muchos países, pero no he conseguido hablar con Fernando Simón".

La preocupación por la variante británica del coronavirus sigue aumentando a nivel mundial. Esta cepa, a la que Fernando Simón se refirió como marginal en su día, se está convirtiendo en la que domina en Europa. Y, además, los científicos alertan sobre la peligrosidad que siga cambiando.

En Libertad Digital, hemos hablado con el experto en aerosoles José Luis Jiménez, catedrático de Químicas y Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, para conocer la gravedad de la situación y cómo poner coto a la propagación de esta variante, "mucho más contagiosa que las demás".

El científico zaragozano advierte que ahora no es suficiente con mantener las mismas medidas. "Está bajando la ola porque lo hace el virus tradicional, pero está subiendo la variante inglesa. Y eso es lo que puede causar la cuarta ola".

En España, no hemos querido ver las señales, ni atender a las advertencias de los expertos internacionales que, desde el principio de la pandemia, en cuanto vieron lo rápido que se expandía el nuevo coronavirus, pensaron en que tenía que transmitirse por el aire.

Ya entonces, José Luis Jiménez -junto con otros investigadores como Pablo Fuente- intentó contactar con Fernando Simón y su equipo. Y, por increíble que parezca -a día de hoy- sigue lograrlo. "He conseguido hablar con gente de la CDC, de alto nivel de la OMS... He hablado con ministerios y con gobiernos de un montón de países, de Comunidades Autónomas... Pero no he conseguido hablar con Fernando Simón", afirma contrariado.

En su opinión, esa actitud les ha hecho ir más lentos y tomar las medidas demasiado tarde. Y esto "ha hecho mucho daño". "Ahora ya nos dice la CDC, nos dice el ministerio de sanidad, que hay que ventilar (con ventilación cruzada) que hay que ponerse muy bien la mascarilla, que no vale cualquier mascarilla... Pero esto ya era verdad en marzo del año pasado".

De haber tenido en cuenta las recomendaciones de los expertos desde el inicio de la pandemia, "hubiera bajado la transmisión, se hubiera hecho mucho menos daño a la economía y hubiera habido muchos menos muertos", afirma con pesar.

Jiménez considera que -aunque no fuese perfecto- en España se hizo bien el primer confinamiento. Pero después el gobierno de Pedro Sánchez no fue capaz de hacerse con la situación. No supo poner en marcha una "estrategia de eliminación del virus", como hizo Nueva Zelanda. De haberlo hecho, "podíamos estar como en Australia. Tienes algún brote de viajeros, pero lo vas controlando. Confinas una ciudad un par de semanas, pero estaríamos haciendo vida normal".

Lo que hemos hecho aquí ha sido "dejar que el virus explote" y esto "está teniendo un coste tremendo".

Ahora, a secuenciar y vacunar

Las nuevas cepas del virus nos acechan y hay que tomar medidas extraordinarias. En Dinamarca - por ejemplo - lo tienen muy claro, y están secuenciando todos los casos. Por eso, saben que la variante antigua baja al tiempo que la inglesa no sólo sube si no que "se duplica cada diez días". Y esto es como "una pandemia dentro de una pandemia".

Por otra parte, "en EEUU, que tenemos menos casos de la variante inglesa y más gente vacunada, lo que dicen los epidemiólogos de primer orden es que estamos en una carrera entre las variantes y las vacunas", señala Jiménez. En nuestro país, de nuevo vamos por detrás, porque el ritmo de vacunación es mucho más lento.

Si queremos reducir el impacto de la cuarta ola y que no sea un "tsunami", como la llama el experto en aerosoles, "habría que vacunar lo más rápido que se pueda y seguir con todas las medidas para no contagiarnos". Jiménez recuerda que el aire es la principal vía de transmisión de la Covid, aunque organismos como la OMS hayan tardado tanto en reconocerlo.

¿Cómo reducir la transmisión del virus?

El doctor José Luis Jiménez insiste en la necesidad de:

  1. Explicar cómo se produce. "Que la gente entienda que el virus es como un humo que sale de las personas y hay que evitar respirar".
  2. Realizar el mayor número de actividades posibles vía internet (compras, gestiones, reuniones...) o al aire libre con distancia y con mascarilla (ocio en general).
  3. Cuando no nos quede más remedio que estar en interiores, hacerlo "el menor tiempo posible, con la menos gente posible, con una mascarilla de buena calidad y que se ajuste bien (los hombres sin barba)".
  4. Ventilar los espacios cerrados. Para saber si lo hacemos bien, son muy útiles los medidores de CO2. "Valen entre 100 y 200 euros, y se pueden compartir (en un colegio, en una empresa...)", destaca el científico español. En su opinión, "en todos los sitios públicos debería haber un aparatito que te diga cuándo CO2 hay". Esto ya se hace por ley en Taiwán y Corea del Sur, "y les ha ido un poquito mejor que a nosotros".
  5. Hacer caso a la ciencia y los posibles cambios que se puedan producir, pero que las directrices sean claras y no generen confusión. Apoyándose en las palabras del virólogo alemán Christian Drosten, asesor principal de Merkel, señala que "si a la gente le decimos una cosa, luego otra y esto además va cambiando, al final se desespera y ya no escucha".

Los principales errores

Para José Luis Jiménez, "el error clave ha sido ignorar a la ciencia". Y, a la vista de lo que ha sucedido en el mundo, esto ha sido independientemente del color político del partido que gobierna. "En los diferentes países, hay políticos de izquierdas, de derechas, y en su mayoría lo están haciendo mal. No han seguido a la ciencia. Las decisiones se han tomado por razones políticas".

En el caso concreto de España, considera además que no ha ayudado la situación política. En su opinión, tenemos "un gobierno muy inestable con mucho miedo de caerse. Y esto hace que estén desesperados por hacer las cosas que ellos sienten que les ayuda políticamente".

Por otra parte, organizaciones como la OMS necesitan renovarse. Según explica, hay campos de la ciencia, como los aerosoles, que ahora tienen mucho que decir y a los que tradicionalmente no se les hace caso. No hay más que echar un vistazo a la composición de prevención y contención de infecciones de la Organización Mundial de la Salud, que es el que decide cómo se transmite una enfermedad. "Hay cero expertos en aerosoles, sin embargo hay seis expertos en lavarse las manos. Entonces, ¿qué nos dijeron primero? ¡Que hay que lavarse las manos!". Por tanto, "las organizaciones se tienen que reformar, porque nos queda bastante de este virus y porque vendrá otro. Y tenemos que estar preparados", exclama Jiménez.

No hacerlo nos lleva a errores como los que se cometieron al inicio de la pandemia, cuando no recomendaban las mascarillas porque no reconocían la transmisión aérea del Sars-Cov-2. Es un error que procede de 1910, culpa de "un científico estadounidense, Charles Chapin, que llegó a ser presidente de la Asociación de Salud Pública Norteamericana, y se convirtió en un dogma". Pero lo peor es que "este dogma sigue reinando en la OMS, en los epidemiólogos y en enfermedades infecciosas".

Eso explica, por ejemplo, que la Organización Mundial de la Salud, les diera "con las puertas en las narices" cuando fueron a hablar con ellos, el 6 de abril de 2020. "Cuando fuimos a decirles: pensamos que esto se transmite por el aire. La reacción de los científicos y el personal de la OMS fue como si hubiéramos ido a decirles que se transmite por el 5G. "Ahora ya lo van entendiendo. Pero es una cosa que les cuesta muchísimo, porque durante 100 años en su profesión lo han pensado así. Es un cambio de paradigma sobre cómo se transmiten las enfermedades".

Pero, gracias al tesón y al esfuerzo de un nutrido grupo de científicos, los 239 que publicaron la famosa carta de Science, la OMS terminó reconociendo la vía de transmisión aérea, considerada hoy la más importante.

0
comentarios