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Libertad Digital pasa una tarde con el padre Gonzalo, párroco de San Juan de Dios en la UVA de Vallecas. Desde que empezó la crisis de la covid-19 atiende a un 40% más de familias.

Una UCI contra el hambre en Vallecas, el antiguo barrio de Pablo Iglesias

Libertad Digital pasa una tarde con el padre Gonzalo, párroco de San Juan de Dios en la UVA de Vallecas. Desde que empezó la crisis de la covid-19 atiende a un 40% más de familias.

Cuando la necesitad ahoga en un discreto callejón del antiguo barrio del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, hay una mano tendida. "Hay que ponerse en la cola y que te vean pedir los vecinos. Es como confesarse", nos dice el padre Gonzalo Ruipérez.

Con solo 10 voluntarios este párroco atiende a cerca de 700 familias (más de 100 bebés) entre las que reparte 70.000 kilos de alimentos al mes, ¡70 toneladas! ¿Cuántos funcionarios necesitaría una administración pública para este trabajo? La caridad llega donde fracasa el "bienestar del Estado". La parroquia de Vallecas es ejemplo de economía colaborativa, de capitalismo social

El almacén de la parroquia está repleto de comida, y lo que vemos es la quinta parte, el resto se guarda en un almacén en Arganda. Lo último que acaba de descargarse son varias cajas de pan de molde que ha donado un particular. Cuando nosotros llegamos unos chavales llenan un par de palés con decenas de litros del "producto oro", la leche. El 80% de lo que reparte el padre Gonzalo, al frente de esta impresionante administración de recursos, lo donan particulares y el 20% procede de bancos de alimentos. La precisión de bisturí de este cura para optimizar los recursos asombraría a Amazon o Mercadona.

El padre Gonzalo Ruipérez lleva seis años en Vallecas. Fue también capellán en la cárcel de Alcalá Meco. Cada tarde se sienta al menos siete horas a escuchar nuevas peticiones de vecinos del barrio y de otros que llegan de mucho más lejos porque les ha llegado la voz de que aquí, en San Juan de Dios, se escucha y se intenta busca una solución inmediata. Con tacto y psicología comparte el mal trago de cientos de personas y evita, en la medida de lo posible, la picaresca propia de la condición humana.

El 20% de las personas a las que se asiste no tiene ningún ingreso, nos cuenta. El dinero de los ERTE de Pedro Sánchez no llega y el otro, el inconfesable, se ha cortado de raíz. Personas que "vivían en la frontera", con sueldos que daban para pagar la hipoteca, la comida y los gastos esenciales. Todo se ha esfumado. 

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