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Nuria Richart entrevista al director de teatro y escritor Albert Boadella, que nos atiende desde su masía del Ampurdán. Charla sobre bufones y presidentes, como él, de Tabarnia.

Boadella: "La sociedad se está volviendo totalitaria"

Nuria Richart entrevista al director de teatro y escritor Albert Boadella, que nos atiende desde su masía del Ampurdán. Charla sobre bufones y presidentes, como él, de Tabarnia.

Albert Boadella que se considera “un profesional de la confinación”, con su compañía teatral Els Joglars se aislaba del mundo varios meses para ensayar, está pasando la cuarentena en un pueblo del Ampurdán de 300 habitantes, “el 90% independentistas”, vaya, “sí, es un poco territorio comanche”. Un pueblo por la república, “viven en un mundo de ficción”. Los vecinos le han mostrado en ocasiones sus respetos “cortando árboles del jardín o tirando bolsas de basura a través de la valla”. En estos días, nos cuenta, todas las precauciones son pocas, “en esta casa no entra nadie”. Boadella sale a comprar cada 10 días “y menos la escafandra” lleva de todo. Cuando vuelve, la ropa “pasa 10 días en otro sitio”. Entre otras rutinas, hace 4 kilómetros dando vueltas al jardín de su masía. Tiene suerte, y por eso siente “misericordia” de quien lo está pasando en un “piso pequeño, que es como estar encarcelado”. 

En esta charla telemática hablamos de la gestión del Gobierno, de la corbata roja de Pedro Sánchez, “un gesto más de esa especie de arrogancia y al mismo tiempo de la ineptitud con la que el gobierno está tratando estos asuntos”. Un drama nacional sin lutos, “el gobierno intenta tapar la realidad y por eso no quiere saber los muertos que tenemos, por miedo a que la realidad aparezca es mejor no saber nada de lo que sucede". En conclusión, “tratan al ciudadano como a un débil mental”. 

También le preguntamos sobre su gremio “en general, salvo excepción, muy domesticado, el 90% de izquierdas, muy progre. El título de facha surge a una velocidad apabulalnte”. Hablamos de la pandemia independentista, en pausa, “epidemia del odio a España, gravísimo”; de la libertad de expresión, de la autocensura, de una sociedad que “se está volviendo más totalitaria en ciertas cosas", por ejemplo “sobre el tema femenino. Nos coacciona a los propios creadores”.

Todo empezó un 8 de marzo. “El 8 de marzo es la constatación de que estábamos bajo un gobierno con poca conciencia ética”. Era "totalmente evitable", nos dice. “Eso muestra que nuestros políticos tienen muchas otras preocupaciones que no son las esenciales”. 

¿Sociedad infantilizada con desprecio a los viejos? “Desde hace unos años hay una apología constante de que la juventud es lo máximo y ha llevado a que uno puede tener molestia de los ancianos. Finalmente para el tiempo que les queda de estar en el convento…”.  

¿Por qué renunciamos con tanta facilidad a nuestra libertad de opinión? “Hay muy pocos ciudadanos que se preocupan de contrastar opiniones. Se colocan delante de su medio predilecto y no se mueven de ahí. Pero su desinformación acabará perjudicándoles”. Y luego todos disfrutamos lo votado, Albert, “eso es lo tremendo. Uno se aterroriza de cuánta gente no ve la realidad que tiene delante, no la notan. Eso a mi me parece muy trágico”. 

¿Se puede dirigir un teatro público sin ideología? (durante ocho años estuvo al frente de Los Teatros del Canal, con gobiernos del PP), “me extrañó que nunca vi nada que me pusiera en la disyuntiva dimitir”.

En conclusión, ¿ser o no ser? “No tener miedo de ser uno mismo y enfrentarse a la sociedad que te envuelve”.

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