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Lección de clase del Bayern: paran el partido por los insultos de sus propios ultras al presidente del Hoffenheim

El Bayern ganaba 0-6 al Hoffenheim cuando el partido se paró en el minuto 77 por las graves faltas de respeto de los ultras bávaros hacia Dietmar Hopp, dueño del conjunto local.

Christian Dingert, árbitro del partido, paró el encuentro tras dar un primer aviso. Activó el protocolo 'antiracismo'. De hecho, 'Hansi' Flick se dirigió al fondo para pedir calmar junto a David Alaba y Joshua Kimmich. Rummenigge, en el palco, pedía perdón.

De poco sirvió. En el 77', poco después, el partido se volvió a interrumpir por los graves insultos y pancartas con la leyenda 'hijo de puta' contra Dietmar Hopp. El Bayern se volcó de pleno. Salihamidzic (director deportivo), Oliver Kahn, Flick... volvieron al campo mostrando su desaprobación. En el túnel de vestuarios, Flick, se abrazó a Hopp.

Los insultos y las críticas de los aficionados hacia Dietmar Hopp se deben, teóricamente, a que le acusan de haber creado un equipo artificial en una ciudad como Sinsheim, de sólo 35.000 habitantes. Algo parecido a lo que sucede con el RB Leipzig. Hopp es propietario de la empresa de 'software' SAP y una de las personas más ricas de Alemania. Su fortuna se estima en 5.300 millones de euros.

Un día para la historia

Tras un parón de unos 15 minutos, Bayern y Hoffenheim volvieron al terreno de juego y lo que se vivió entonces, quedará para la historia. Los jugadores del Bayern y del Hoffenheim comenzaron a pasarse la pelota entre ellos como si todos formaran parte de un mismo equipo. 

Empezó un rondo en el que daba el toque un jugador del Bayern y se la pasaba a uno del Hoffenheim. Los dos porteros, Baumann y Neuer, se colocaron en el centro del campo. No se jugaba, fue la manera de decirle "no" a los ultras del Bayern. Los 22 jugadores estaban en el centro del campo pasándose el esférico y aplaudiendo a los fans locales del PreZero Arena. Los entrenadores, Schreuder y Flick, dialogaban.

La grada devolvió los aplausos a los jugadores del Bayern, que reaccionaron de forma ejemplar a los insultos de propia hinchada.

Nada más terminar el partido, los jugadores de Hoffenheim y Bayern se dirigieron juntos a la grada para aplaudir entre interminables muestras de cariño y peticiones de perdón para Hopp. Día para la historia en la Bundesliga.

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