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En el análisis de esta semana nos fijamos en el nuevo Moto G8 Plus, un teléfono con batería de 4000 miliamperios y triple cámara.

Moto G8 Plus: una buena batería para destacar entre la marabunta de la gama media

En el análisis de esta semana nos fijamos en el nuevo Moto G8 Plus, un teléfono con batería de 4000 miliamperios y triple cámara.

Hace ya unos años, yo, como tantos españolitos de a pie, me compré un Moto G. En aquel momento era una revolución: un móvil usable y bastante apañado por debajo de 200 euros. La cámara no era gran cosa, pero funcionaba fluido, tenía buena batería y, en general, era el móvil que recomendabas a todo el mundo por su relación calidad precio. Pero el tiempo ha pasado y con él numerosas marcas, desde BQ a Xiaomi, fueron arañando el trono de Motorola en esta gama. Ahora en manos de Lenovo, acaba de lanzar el Moto G8 Plus. ¿Sigue siendo tan recomendable? Vamos a verlo.

Sin duda una de las cosas que más ha cambiado desde aquellos tiempos es el tamaño de pantalla. Ahora es de 6,3 pulgadas y aunque ocupa toda la parte frontal, con un notch en forma, más que de gota, de goterón, los marcos no son precisamente estrechos, así que no destaca por ahí. Mantiene las formas ligeramente redondeadas clásicas en Motorola y la parte trasera es de cristal con un azul oscuro casi negro con un gradiente que me resulta bastante elegante y atractivo, con un lector de huellas que han aprovechado para colocar el logo de la marca. También existe una versión en rojo burdeos en la misma línea. Motorola ha renunciado ya al módulo de cámaras redondo y gigante en el medio y las ha colocado en línea en una disposición más tradicional. Por lo demás, es un terminal grueso –sobre todo si lo embutimos en la funda transparente que trae para protegerlo–, sólido, mojable pero no sumergible, que no se mueve al dejarlo sobre la mesa y con un peso que se nota en la mano. No hay sorpresas aquí, pero tampoco nada por lo que llevarnos las manos a la cabeza.

El cargador incluido es correcto, pero con sus 15 vatios le lleva un par de horas alimentar los 4000 miliamperios que calza la batería, y que le dan una autonomía que, sin darle cera, a mí me ha durado dos días y medio, y usándolo mucho alcanza el día holgadamente. Sin duda uno de los puntos más sobresalientes. Si tienes de cargadores más rápidos, eso sí, el móvil los soporta, pero ya sería un gasto aparte. Es una pena no haber redondeado en este aspecto, sobre todo porque se anuncia con carga rápida Turbo Power, oh yeah, pero luego no la puedes usar sin comprar otro cargador. Tampoco tiene carga inalámbrica, pero eso es normal en un gama media.

Es en las especificaciones donde quizá más flaquea este Moto G8 Plus respecto a la competencia que tiene en el rango de los 250 euros que cuesta. El procesador es un correcto Snapdragon 665, que es lo más reciente de esta gama, con 64 gigas de almacenamiento ampliables con tarjeta microSD y 4 gigas de RAM. Puestos a quejarnos quizá sea en este último apartado donde más se podría mejorar, ya que provoca que las apps se cierren más a menudo de lo que nos gustaría, pero el móvil va fluido y hasta se juega razonablemente bien con él. No obstante, hay que reconocer que es en esto donde la competencia juega fuerte ofreciendo más por precios similares.

La pantalla es IPS, no OLED, lo cual puede fastidiar a algunos, pero se ve bien, tiene buen brillo en exteriores –aunque no he podido probarla con sol que son las condiciones donde realmente se pone a prueba– y buenos ángulos de visión. Lo que sí me ha sorprendido gratamente es el sonido. A ver, como dirían los angloparlantes, tampoco es algo como para escribir a casa, como si lo fuera el del ZTE Axon 7 que probé hace un par de años, pero es estéreo, claro y a un volumen potente.

El software es uno de los, para mí, grandes aciertos de Motorola. Incluye un Android prácticamente de serie, al que ha incluido una serie de mejoras casi todas ellas accesibles desde una app llamada Moto y que en muchos casos son sorprendentemente útiles y de los que Google debería tomar nota para Android 11. Por ejemplo, agitándolo dos veces se enciende y apaga la linterna, y girándolo otro par se abre la cámara, sin tener que desbloquear. Puede ponerse en modo “no molestar” si se pone en la mesa boca abajo y dispone de un modo de navegación con un solo botón razonablemente cómo e intuitivo. El único pero que se le puede poner es que a estas alturas de año aún no tenga Android 10, sino 9.

Y con esto llegamos a las cámaras, que con mucho es el apartado más discutible. Mirándolas da la sensación de que tuviera cinco, pero es mentira, porque uno de los redondeles no tiene nada dentro y el último es el flash LED. Vale, no pasa nada, tenemos tres. Pero es que tampoco. Una es un sensor de profundidad para el modo retrato, de modo que no podemos sacar fotos con ella. Bueno, nos quedan dos. Sí, pero no. El gran angular no se puede usar para fotografías sino para grabar vídeos en el modo llamado Action Cam, con el que pretende convertir el móvil en un sucedáneo de Go Pro. Estos vídeos tienen buena estabilización de imagen y además se graban en horizontal con el móvil en posición vertical, aunque la calidad deja que desear. Está bien para algunos usuarios, pero sospecho que la mayoría ni lo va a usar; es una característica apropiada para la gama One, en la que cada teléfono tiene una peculiaridad dirigida a un nicho de mercado distinto, que en uno que aspira a ser un gama media para todos.

¿Y qué tal las fotos? Pues apañadas, que es lo más a lo que podemos aspirar en este tipo de teléfono. El sensor principal tiene 48 megapíxeles pero por defecto combina cuatro de éstos para sacar fotos de 12. Tiene un rango dinámico bastante limitado, aunque el modo nocturno es razonable y sorprendentemente bueno en cuanto a luminosidad y color, aunque las foto salen algo borrosas. Aunque no está mal para el precio que tiene, es un móvil que no vas a comprar gracias a la cámara, aunque es verdad que, en este caso, tampoco a pesar de ella. La frontal, por su parte, pues cumple su función. De hecho, el modo retrato no está tan lejos de lo que hace la trasera, lo cual me hace cuestionarme más aún la elección de cámaras.

Motorola rompió la pana cuando, siendo propiedad de Google, lanzó el Moto G original allá por 2013. Sin embargo, desde entonces se ha convertido en uno más dentro de los fabricantes de la gama media. Este G8 Plus no es un mal teléfono para nada, y si buscas algo en este rango de precios con buena batería no te va a decepcionar, pero ya no es el teléfono de referencia por relación calidad precio que fue antaño y, salvo que te atraiga mucho la grabación de vídeo que trae, no ofrece nada fuera de lo normal que nos lleve a decantarnos por él frente a su competencia. Nos vemos en próximos análisis.

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