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Nuria Richart y José María Marco entrevistan al profesor, filósofo, poeta y escritor José Sánchez Tortosa.

Libros con Marco: Entrevista a José Sánchez Tortosa por 'El culto pedagógico. Crítica del populismo educativo'

Nuria Richart y José María Marco entrevistan al profesor, filósofo, poeta y escritor José Sánchez Tortosa.

El culto pedagógico, Crítica del populismo educativo es un libro espléndido, brillante y único que habla de la "escuela basura" y denuncia "el totalitarismo pedagógico" de estos tiempos. Analiza históricamente los pasos políticos y legislativos "que han vaciado la escuela de sus contenidos" o como se ha sustituido un "catolicismo secularizado" por un "humanismo vago". Una escuela que fomenta el sentimiento frente al conocimiento, el subjetivismo, los deseos o la felicidad del niño se convierten el algo sagrado.

Se pregunta cuál es la función de la educación hoy y responde "acoger" en vez de formar "ciudadanos altamente cualificados". Los colegios son una especie de contenedor de "masas de preciudadanos".

El libro recoge la crítica a esos mantras vacíos de la nueva pedagogía y de la escuela posmoderna como "enseñar a enseñar".

El autor

José Sánchez Tortosa es profesor de Filosofía, escritor y colaborador habitual en prensa sobre cuestiones relacionadas con la educación, la filosofía y el judaísmo. Además de El profesor en la trinchera (2008), un par de poemarios (2011 y 2016) y la novela Los dados (2018), ha coescrito una Guía didáctica de la Shoá(2014) y Para entender el Holocausto (2017). Es también responsable del blog josesancheztortosa.com y del proyecto filosófico-didáctico proyectotelemaco.com.

Web: http://www.josesancheztortosa.com/

Dice la editorial

Desde los años noventa al menos, la enseñanza en España viene padeciendo la paulatina incorporación de unos principios ideológicos que, disfrazados de pedagogía, han marcado las distintas legislaciones. Tal modelo o paradigma pedagógico ha arrebatado la autoridad al profesor para entregársela a los departamentos de orientación.

De ese modo se ha empobrecido –cuando no vaciado– el contenido científico, académico, técnico e intelectual de la educación. En su lugar, la subjetividad sentimental y emocional, los espejismos de la felicidad y de la libertad espontánea del niño (del buen infante, un mito que arraiga en aquel otro del buen salvaje), amén de un infantilismo creciente, han ocupado el centro de las funciones de los profesores, subordinados a la psicopedagogía y reducidos al cometido de contener y entretener a bolsas de sujetos en edad prelaboral en ausencia de los progenitores o tutores legales.

Ante esta tesitura, una teoría crítica de la enseñanza puede contribuir no sólo a clarificar el problema, sino a pertrecharnos para presentar batalla ante los mitos y las trampas del lenguaje a la moda en el universo educativo, donde triunfa de modo transversal un populismo pedagógico que torna la enseñanza en espectáculo y es cómplice de políticas que condenan a los más desfavorecidos a la indigencia intelectual y académica bajo retóricas pseudoizquierdistas de igualitarismo formal y felicidad canalla.

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