Con la carrera lanzada la naturaleza tomó cartas en el asunto. Un alud de nieve cayó sobre la carretera y la organización decidió para la carrera y darla por terminada con los tiempos establecidos en la cima del Iserán.
El motivo fue el mal estado de la carretera a las puertas de Val d'Isère. Una granizada tremenda desfiguró la ruta. Restaban 22 kilómetros para meta y los trozos de hielo caían del cielo con auténtica violencia.