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Los 70 en Argentina fueron años sanguinarios. Dos organizaciones terroristas marxistas-leninistas asesinaron, secuestraron e hirieron a miles de civiles y militares que siguen esperando justicia.

Entrevista a Victoria Villarruel, presidenta del Centro de Estudios Legales sobre Terrorismo y sus Víctimas en Argentina

Los 70 en Argentina fueron años sanguinarios. Dos organizaciones terroristas marxistas-leninistas asesinaron, secuestraron e hirieron a miles de civiles y militares que siguen esperando justicia.

Nuria Richart entrevista a la abogada argentina Victoria Villarruel que desde la asociación CELTYV lucha por que el Gobierno de Argentina reconozca a las miles de víctimas que dejaron en los años 70 las organizaciones terroristas anticapitalistas, apoyadas por el peronismo y la iglesia católica y vinculadas a la Cuba de los hermanos Castro. Las más relevantes fueron Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. "Las víctimas en el país de los desaparecidos fueron desaparecidas de la memoria", dice Villarruel.

Los sanguinarios años 70

Actuaron sin escrúpulos y con una crueldad mayúscula. 1.094 asesinatos, 2.368 heridos, 4.380 bombas, 756 secuestros. En los años 70 estallaba una bomba al día. Cada 3 días moría una persona. Hasta 17 grupos armados actuaron durante esta década en Argentina, bajo un régimen democrático. Los objetivos no sólo fueron militares, sino la sociedad civil de forma indiscriminada: profesores, jueces, niños...

La ideología y las víctimas

Mientras los más de mil quinientos asesinatos y casi mil secuestros se ocultan, los terroristas son blanqueados y recordados como "jóvenes idealistas". A las víctimas se les niega la memoria, se dilatan y obstaculizan los juicios a los verdugos y por supuesto siguen pendientes las indemnizaciones.

Villarruel no tiene ninguna duda de que "la calidad y el reconocimiento social de una víctima depende de cuestiones políticas", es decir de estar en "el lado correcto de la historia". Y es que, como denuncia la abogada, el pasado, el relato histórico, se ha reescrito para borrar a las víctimas y reisentar a los terroristas en la sociedad que mutilaron. Algunos incluso desempeñan cargos políticos con responsabilidades en derechos humanos, terroristas impunes y con honores.

En la entrevista Victoria Villarruel relata varios los casos más espeluznantes que ha investigado su asociación. Entre ellos el de dos niños que desenterraron por error una bomba montonera o el de un conductor que por declarar en un juicio contra los terroristas fue secuestrado, mutilado y aún con vida fue arrojado a un vertedero donde su cuerpo fue hallado semanas después.

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