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La imagen de Roland Garros que emociona al mundo: el emotivo abrazo de su hijo tras una dura derrota

Natanel, de siete años, cruzó la pista para abrazar a su padre tras caer derrotado en el que pudo ser su último partido en la ronda gala.

A Leonardo Mayer le costaba retener el llanto. Y no por el triunfo que acababa de certificar tras casi tres horas y media sobre la tierra de París. Una profunda derecha cruzada había sacado de pista a Nicolas Mahut. El francés había rozado los octavos de final, pero se había quedado a un palmo 3-6, 7-6 (7-3), 6-4 y 7-6 (7-3). Para Mahut, con un más que discreto puesto en la ATP -el 252- era un encuentro especial. Había anunciado tiempo atrás su pronta retirada, con lo que el concurso en París bien pudo ser, a sus 37 años, el último Roland Garros de su vida como deportista.  

Mayer y Mahut acudieron, como mandan los cánones, a saludarse ante la red. El francés se sentó y se tocó la cabeza. Apenas un suspiro. Su hijo Natanel, de siete años, había saltado a la pista para cruzarla al trote y echarse en los brazos de su padre. El gesto emocionó no solo a Mahut, incapaz de contener el llanto, también a Mayer y a buena parte del público parisino.

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