Partido loco entre dos equipos que se jugaban la vida. El Celta fue mejor en la primera parte. Los de Escribá marcaron pronto por medio de Brais y pudieron poner tierra de por medio antes del descanso. La segunda parte fue muy distinta. A pesar de que los gallegos se pusieron 0-2 tras el tanto de Aspas, los oscenses se fueron con todo arriba y con fútbol y muchos bemoles le dieron la vuelta al partido. Se pusieron 3-2. Aspas, en su última gota de energía se sacó una obra maestra para regalar el tanto del empate a Boudebouz.
Cuando el empate parecía definitivo, en el 92 un fallo garrafal en el despeje de Hoedt puso en bandeja el tanto a Enric Gallego -el autor del 1-2-. El catalán falló la ocasión más clara de su vida. Una pifia, a puerta vacía, se recordará durante mucho tiempo en el Alcoraz.