El bus que trasladaba a la delegación Xeneize fue recibida con piedras por parte de los hinchas de River. La policía y las fuerzas de seguridad se vieron desbordados por los fanáticos Millonarios. La rápida respuesta no tardó en llegar, con gas lacrimógeno para dispersar a los hinchas.
El problema fue que el gas pimienta se coló en el bus y los jugadores de Boca se vieron afectados. Por eso su llegada al vestuario visitante del Monumenal fue con la cara tapada y tosiendo.
Horacio Paolini, dirigente de Boca declaró:"El operativo es un fracasó, reprimían a la gente y nos llegó el gas a nosotros. Dejaron a la deriva nuestra llegada". El conductor del autobús de Boca llegó desmayado al Antonio Vespucio Liberti.
Así quedó el autobús de Boca tras el ataque:
¡IMÁGENES LAMENTABLES! r />
— MARCA Claro (@MarcaClaro) November 24, 2018
Así luce el interior del autobus de #Boca tras los piedrazos y objetos que aventaron los hinchas de #RiverPlate. El partido se tuvo que retrasar una hora debido a estos incidentes.
ia: @FelipeLaborda1 pic.twitter.com/iqd3noV6bi
Tras los incidentes, varios jugadores de Boca tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos, entre ellos Pablo Pérez que tuvo que ser trasladado al hospital.
El caos fue tal que algunos hinchas de River aprovecharon para saquear varios coches que se encontraban en los aledaños del Monumental.

Avalanchas, agresiones, lesiones... los incidentes fueron descomunales. Algunos radicales sin cerebro llegaron al punto de pegar bengalas junto a cuerpo de sus hijos para intentar introducirlas en el estadio.
Escondiendo bengalas en niños, simplemente una estúpida...realmente estúpida..hdp pic.twitter.com/WoME4oDYTX
— Oscar Muller, tataranieto de uruguayos (@pescadomuller) November 24, 2018
Mientras, en el estadio, el ambiente previo al partido se convirtió en un funeral. Los incidentes convirtieron lo que debía ser una fiesta del fútbol en una vergüenza mundial.
Este es el estadio más triste que he visto nunca. Da lástima ver las caras de los aficionados, que estaban preparados para una gran fiesta. Da pena escuchar a los compañeros de radio avergonzados de la imagen que da hoy al mundo el fútbol argentino. @ElMundoDeportes pic.twitter.com/rWiAtoNthT
— Cristina García Casado (@cristinagcasado) November 24, 2018
Con este panorama, Boca y River, lógicamente, no querían jugar, pero la Conmebol, en una decisión que mancharía para siempre el nombre del fútbol, era inflexible: el partido debe jugarse. El encuentro, que en un principio iba a comenzar a las 21 hora española, debía dar comienzo a las 23:15.
Finalmente se impuso el sentido común. River Plate-Boca Juniors se suspende. Tras el pacto entre ambos presidentes se disputará mañana a las 21.00 hora española.