Tapados con mantas después de un reconocimiento médico y con víveres suficientes para sobrevivir un tiempo, esperan la manera de salir de la cueva.
Ahora mismo hay tres opciones sobre la mesa, la primera esperar que el nivel de agua baje de forma natural y gracias a los drenajes. La segunda sacarles buceando después de un cursillo intensivo y acompañados de buzos, pero esta supone un gran peligro por los recovecos, las corrientes y el lodo. Por último, también se estudia la posibilidad de perforar la montaña para crear otra salida.