El colegiado Guido Winkmann pitó el final del primer tiempo tras una jugada en la que la defensa del Friburgo despejó un centro del lateral Daniel Brosinski, pero, tras ser advertido por el asistente de vídeo y revisar las imágenes, señaló penalti por mano de un zaguero visitante.
La pena máxima sorprendió a muchos de los integrantes del Friburgo en el vestuario, del que tuvieron que regresar a toda prisa para ver cómo el argentino Pablo de Blasis anotó desde los once metros el 1-0 para el Mainz. No fue el único percance del choque, ya que la segunda parte tuvo que empezar con varios minutos de retraso por el lanzamiento de rollos de papel higiénico sobre una portería por parte de los aficionados locales, como protesta por la implantación del partido de los lunes en la Bundesliga.
El Friburgo no sólo no fue capaz de reaccionar en la segunda mitad, sino que se condenó definitivamente a la derrota a los 79 minutos con un fallo del portero Alexander Schwolow que permitió a De Blasis anotar el definitivo 2-0.
En Alemania se vivió el penalti más increíble de la historia del fútbol... por culpa del VAR. Son los efectos secundarios de la tecnología.