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Review del Meizu Pro 7, la atracción frustrada de tener dos pantallas

Doble cámara y doble pantalla son las principales características de este nuevo móvil. 

Año nuevo, fabricante chino nuevo. Cuando dedicas tiempo a revisar móviles se agradece que entre tantos dispositivos que resulta difícil distinguir entre sí de vez en cuando se cuele algo distinto. Meizu lo ha hecho con este Pro 7, que cuenta con una pequeña pantalla en la parte trasera que puede usarse para ver la hora, ver las notificaciones o sacarse fotos. Vamos a verlo.

Lo primero que hay que decir es que la caja mola. Desde que Apple empezó a preocuparse por este aspecto hemos visto como casi todos los fabricantes ofrecen cajas bastante aseadas, pero casi ninguno destaca particularmente. Ésta sí lo hace. Eso sí, el pincho para extraer la bandeja de la SIM es bastante incómodo de sacar. Al margen de esto, tenemos el móvil, los manuales que no leeremos, el cargador –que es mCharge 4.0, que permite recargarlo entero en más o menos una hora– y el cable USB-C.

El diseño del móvil es, en general, bastante estándar pero tampoco creo que nadie diga que es feo. Por delante tenemos una pantalla en un marco con los bordes redondeados, lo cual se ajusta a la descripción del 90% de los móviles hoy día. Tiene, eso sí, un único botón físico que sirve como lector de huellas de aspecto idéntico a los que suele poner Samsung. Los laterales redondeados y la parte trasera son una única y suave pieza de metal, que casi no se distingue de las bandas de las antenas situadas en los lados superior e inferior. Pero claro, es en la parte de atrás donde se revela lo que tiene este Meizu de original: una pantalla AMOLED de 1,9 pulgadas y un poco más de 300 puntos por pulgada que se enciende en cuanto giras el teléfono, situada justo debajo de la doble cámara.

Pero antes de detenernos en eso vamos a ver cómo se comporta este móvil en todo aquello que solemos mirar cuando pensamos en comprarnos uno. Primero, la pantalla frontal. Son 5,2 pulgadas con resolución Full HD, lo que nos da 423 puntos por pulgada, y el panel es AMOLED. Para los más tiquismiquis en la configuración puedes cambiar no sólo el brillo, sino la temperatura de color o el modo de pantalla. Tiene un ángulo de visión bastante amplio, lo cual es mala noticia para quienes reciben mensaje de Puigdemont, y en exteriores se ve estupendamente bien. Eso sí, lo siento pero no he podido comprobarlo a pleno sol porque, bueno, no hemos tenido mucho de eso en Madrid últimamente.

En cuanto a las tripas, trae 4GB de memoria y 64GB de almacenamiento no ampliables con tarjeta, porque la ranura es de doble Nano SIM sin más. No viene con un Qualcomm sino con un Mediatek, el Helio P25. La impresión en cuanto a rendimiento es que puede compararse con un Snapdragon 625 o similares, lo cual no está mal. Eso sí, los Mediatek siempre han tenido mala fama en cuanto al gasto de batería, pero debo decir que no lo he notado en este caso. Quizá la razón es que la pantalla AMOLED gaste algo menos y que los 3.000 mAh son bastante generosos, pero lo cierto es que aguanta de sobra un día y si no le damos mucha caña soporta incluso dos. El lector de huellas es rápido, pero para encender el móvil tendremos primero que pulsar el botón y luego usar la huella, lo cual lo hace bastante incómodo y mucho más lento de lo que debería.

Vamos ahora con sus características más diferenciadoras. Lo primero, la pantalla secundaria. Se enciende cuando giras el móvil y por defecto te marca la hora, pudiendo ver también con sólo arrastrar el dedo un podómetro –que un sedentario vocacional como yo tampoco lo va a encontrar demasiado útil– y el tiempo. Puedes tenerlo boca abajo sobre la mesa y pulsar dos veces para ver la hora, por ejemplo, al igual que las notificaciones. Al margen de esto, sólo parece funcionar con otra aplicación, que es la cámara, de modo que podremos hacernos selfis con la doble cámara trasera, compuesta por dos sensores Sony de 12 megapíxeles en color y blanco y negro, de modo que funcionará el truco del efecto bokeh o difumando de fondo también con las fotos que nos saquemos a nosotros mismos. Naturalmente, por mucho que la publicidad diga lo contrario, de noche le pasa lo que a todas.

Viene con Android 7 con la capa de personalización FlymeOS. Es otra capa china más que prescinde del cajón de aplicaciones, trae sus propios iconos, fondos de pantalla, temas, ajustes y aplicaciones estándar propias para la música, los vídeos, etc. La del teléfono trae grabadora de llamadas incorporada, que lo cierto es que me vino muy bien para grabar la entrevista al tuitero Pastrana el otro día. Lo que sí me ha convencido, aunque no esté activado por defecto, es el llamado botón mTouch, Ahorra espacio de pantalla y es fácil de aprender. Para activarlo, deberemos quitar en la configuración la opción de mostrar los botones de Android. Si lo pulsamos, funciona como el botón de inicio. Si se toca sin pulsar, como cuando queremos que nos reconozca la huella funciona, como el de ir para atrás. Y para sacar las aplicaciones activas hay que arrastrar el dedo desde debajo de la pantalla hacia arriba.

El precio oficial de este Pro 7 es de 499 euracos del ala, y la verdad es que por ese dinero yo no lo recomendaría. Pero como han pasado unos meses desde su lanzamiento ya se puede encontrar entre los 300 y los 350 y costando eso sí que nos lo podemos pensar. Pero tampoco aporta tanto sobre alternativas algo más baratas salvo la pantalla secundaria, y aunque me da pena decirlo porque me gustaría apoyar una innovación original al final esa pantalla no tiene mucha más utilidad que la de poder sacar selfis. Que digo yo que no habría costado tanto introducir alguna funcionalidad más, como por ejemplo poder controlar aplicaciones de sonido como Spotify o nuestra esRadio. Pero nada. Así las cosas, os recomiendo mirar móviles similares a precios más bajos. Nos vemos en próximos análisis.

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