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ZTE Blade V8: una buena doble cámara para un móvil bonito y poco potente

Esta semana el análisis tecnológico de Libertad Digital profundiza en los detalles del teléfono móvil ZTE Blade V8.

Los ZTE Blade V han sido tradicionalmente móviles baratos pero con un diseño muy agradable empleando materiales metálicos. Situados en la gama media, responden a la idea de hacer algunos compromisos para ofrecer una buena relación calidad precio. Con este V8 el precio ha subido. ¿Merece la pena lo que nos ofrecen los chinos a cambio? Vamos a verlo.

Abrimos la caja y lo primero que llama la atención es este cartón con ojos, que no está claro para qué es. Debajo tenemos los manuales, que por una vez sí he leído a ver si me aclaraban lo del cartonaco pero no decían nada, el móvil en sí y finalmente dos cajitas con el cargador, que es tan normalito que ni es Quickcharge y el cable sigue siendo microUSB, y los auriculares, que vienen de serie. Buen detalle, ZTE.

El diseño continúa la línea de los anteriores Blade. Es decir, es metálico y recuerda al iPhone pero sin ser exactamente igual. Tenemos en blanco y cristal el frontal, y tanto los bordes como la parte trasera metálicos en dos tonos. Este modelo es dorado, pero también está en plateado, negro, gris, gris oscuro y rosado. Delante tenemos dos botones capacitivos a los lados y el central que además de ser un botón físico es lector de huellas, rompiendo con la costumbre Android de ponerlo detrás. Gracias a eso, en la parte trasera sólo tendremos la cámara, que desafortunadamente sobresale un poco. Es fino y ligero, pero suficientemente sólido como para que merezca la pena llevarlo sin funda, que hay que ver la manía de ocultar los móviles que tenemos, parece que no nos gustan.
La pantalla es un panel IPS de 5,2 pulgadas y resolución Full HD lo que da una cifra de 442 puntos por pulgada. De sobra, vamos. Bajo la luz del sol invernal se ve bien, además. Ya veremos en agosto. La batería es una de las principales mejoras sobre su predecesor, porque llega a los 2730 miliamperios, que sin ser una cifra excesivamente alta sí que sirve para aguantar el día sin muchas complicaciones, aunque a dos no llega por mucho que te esfuerces en no gastar mucho. El almacenamiento es de 32 GB ampliable mediante microSD, porque dispone de la clásica bandeja que permite incluir dos SIM o una SIM y una tarjeta de memoria. También tiene soporte NFC, que espero que un año de estos acabe sirviendo para algo.

El punto fuerte del móvil es la cámara. Costando 269€, este Blade V8 incluye una cámara frontal de 13 megapíxeles, que parece más que adecuado para selfies, y una doble cámara detrás. Las dos cámaras son muy distintas, de 13 y 2 megapíxeles, de modo que la utilidad de la segunda parece estar en permitir al software del móvil hacerse una idea de la profundidad de los objetos que fotografiemos para poder sacar fotos en 3D o para jugar con el desenfoque y la profundidad de campo, algo que ya habíamos visto en el Pixel XL pero que sorprende ver en un dispositivo con este precio. Eso sí, como cabía esperar, en las fotos de noche es donde se nota que estamos ante un dispositivo de gama media.

Los compromisos llegan cuando llegamos a las especificaciones, porque le han calzado un Snapdragon 435, que para este rango de precios es algo escaso, ya que sus competidores suelen incorporar un Qualcomm de la gama 600 que va algo más desahogado. Dicho esto, también tiene 3 GB de RAM y debo reconocer que no va tan mal como cabría esperar, aunque es cierto que se nota lentitud no ya al cargar juegos complejos, que te obliga a esperar mil años y un día, sino que algunas transiciones sencillas también tienen pequeñas pausas. Nada que deba preocuparnos mucho, es cierto, aunque si nos gustan mucho los juegos un poco complejos en el móvil deberíamos buscarnos otro.

Viene de fábrica con Android 7, lo cual es muy de agradecer, con sus nuevas notificaciones, la capacidad de partir la pantalla en dos, la edición de los ajustes rápidos accesibles desde el panel de notificaciones, etcétera. La personalización MiFavor 4.2 es muy ligera, lo que a mí al menos me parece maravilloso. Algunas aplicaciones preinstaladas, una foto distinta cada día para la pantalla de bloqueo, un launcher propio que te obliga a tener todas las apps en las pantallas de inicio, página de ajustes propia y muy poco más. Aún así, preferiría el Android de fábrica, pero eso parece ya una batalla perdida, qué se le va a hacer.

El teléfono también incluye una caja con ojos, que montada siguiendo las instrucciones que trae en la parte de abajo de la caja principal permite ver vídeos y fotos en el móvil en 3D. Como las cajas de cartón que se han popularizado de un tiempo a esta parte, pero sin gastarte unos euros más.

‏ZTE ha decidido ponerle algo más de carne a su gama Blade, pero a cambio de que el precio suba 40 euros, que no es mucho pero hace que psicológicamente pase de doscientos y poco a casi trescientos. Y con ese aumento de precio viene el aumento de exigencia. Francamente, creo que es un buen ejercicio en relación calidad precio si y solo si su característica más llamativa, la doble cámara y la gran resolución de la cámara frontal, es algo que valoremos especialmente en un móvil. Como puntos extra tendremos un móvil bonito, pero muy poco potente.

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