Varias personas resultaron heridas y algunas han desaparecido después de producirse dos explosiones en dos plantas químicas propiedad de BASF, que obligó a la mayor empresa de productos químicos del mundo a cerrar algunas instalaciones de producción.
La fábrica de Ludwigshafen, a unos 80 kilómetros al sur de Frankfurt, es el mayor complejo químico del mundo, con una superficie de 10 kilómetros cuadrados y el empleo de 39.000 trabajadores, según BASF.