Durante toda su carrera ha intentado equiparase a Michael Jordan. Intentar superar al mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos era una afrenta demasiado osada. A pesar de que Bryant es, sin duda, uno de los mejores jugadores de siempre, su relevancia como jugador no le llega a Jordan ni a la altura del tobillo. La leyenda de los Chicaco Bulls, además de superar al escolta de los Lakers en títulos -6 anillos contra 5, MVPS -5 veces nombrado como mejor jugador de la temporada,por una sola de Kobe- y estadísticas -mejor porcentaje de tiro, más puntos, rebotes y asistencias de media en su carrera-, le vapulea en dos aspectos fundamentles a la hora de valorar a un jugador: carisma y liderazgo.
Un hecho que habla por si solo de la diferencia entre ambos en estos apartados; mientras Jordan era idolatrado por sus compañeros de equipo y admirado por sus rivales más acérrimos, Kobe ha tenido varios roces dentro de su propio vestuario y es odiado en el 90% de los pabellones de la NBA.
Más preocupado, en muchas ocasiones, del lucimiento personal y de acumular récords personales para intentar superar a MJ que del beneficio colectivo, la obsesión de Brynat con Air Jordan era tal, que llegaba a calcar sus propios movimientos y celebraciones.