Los bailes parecen haberse puesto de moda entre ciertos políticos. Tras la conga de Pablo Iglesias en la fiesta del Orgullo, en la que no se acordó de lo que vive el colectivo gay en los países amigos de Podemos, llega la rumba de Artur Mas en pleno desafío separatista.
La excusa del presidente catalán fue la aprobación en el Parlamento de una declaración institucional de apoyo a la rumba catalana, con motivo de la candidatura presentada en la Unesco para que sea declarada patrimonio inmaterial de la Unesco. Los promotores del proyecto asistieron al pleno y cantaron de forma improvisada una rumba, que fue coreada con entusiasmo por varios diputados, entre ellos la presidenta, Núria de Gispert.
El presidente catalán, con el desafío del 27S sobre la mesa, también se unió al grupo fuera del pleno dando palmas.