Los investigadores relizan su trabajo ayudados por una especie de traje espacial llamada Exosuit.
Con él los buzos pueden descender más de 300 metros y permanecer a esa profundidad durante horas sin tener que hacer descompresión para volver a la superficie.
Permite realizar un impulso controlado por el pie de una fuerza de 1,6 caballos; cuenta también con 18 articulaciones rotatorias en brazos y piernas que brindan una libertad de movimientos imposible hasta con el más ágil de los submarinos.
“Aunque el Exosuit parece un traje espacial, uno muy complejo, en realidad es bastante sencillo”, asegura el arqueólogo Theotokis Theokulu. Ya no buceamos. Realmente conducimos un submarino que llevamos puesto”.
Esta embarcación es famosa por el conocido como “Mecanismo de Anticitera”, recuperado en 1900, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Se creó en torno al año 100 antes de Cristo y es considerada la calculadora más antigua del mundo.
El complejo mecanismo, con unos cuarenta engranajes de ruedas dentadas, fue utilizado por los antiguos griegos para monitorizar los ciclos del sistema solar.
En el viejo barco se encontraron también algunas estatuas.
“El mecanismo de anticitera es el ancestro de los ordenadores modernos, el primer ordenador que se conoce, se podría decir, y el hallazgo más famoso del barco. Pero el mar esconde más tesoros. Los arquólogos esperan que esta misión lleve a más excavaciones de restos de barcos antiguos. Después de todo, el mar griego es el más grande y menos explorado museo de Europa.
Desde la isla de Kythira para euronews, Apostolos Staikos”.