Estas películas son en parte una autobiografía, solo a rasgos muy generales, ya que Carlos Iglesias vivió con sus padres hasta los 13 años en Suiza.
La película nos traslada a 1974 y han pasado seis años desde que Martín y su familia regresaron de Suiza y rehicieron su vida en Madrid, aunque nunca olvidaron el idílico país en el que consiguieron salir a flote.
Su hijo Pablo, de 18 años, pertenece a una generación que representa el cambio y la destrucción de las barreras ideológicas que marcaron la vida de sus padres. Precisamente él será el que arrastrará a toda la familia de vuelta a Suiza, permitiendo conocer otras formas de vida y descubrir lo mucho que le queda por aprender.