Irlanda ha presentado ya su plan de rescate, el "Plan de Recuperación Nacional" para recortar 15 mil millones de euros en los próximos cuatro años. Para ello, el gobierno de Dublín prevé ajustes de 3.000 millones de euros en las prestaciones sociales, el ahorro de 1.200 millones a través de la eliminación de casi 25 mil puestos de funcionarios y una subida generalizada de los impuestos, salvo el de sociedades.
Mientras, España sigue siendo el centro de atención. Junto a Portugal eclipsan las miradas de preocupación de Europa. Y dados los datos de los últimos días, no es para menos. Los inversores han salido huyendo de las bolsas. En Madrid, el Ibex 35 ha llegado a perder los 10 mil puntos tras dos sesiones negras. Hay que pagar rendimientos astronómicos a los que quieren comprar la deuda pública de España y la diferencia con la deuda alemana ha batido todos los récords. La desconfianza ha hecho que la prima de riesgo suba por encima de los 250 puntos básicos.
La duda que resolver ahora es si la situación del sistema financiero español es tan sólida como el Gobierno presume. Hoy mismo Cajasur ponía en duda esta afirmación. Según el informe de auditoría de Deloitte, la entidad ha registrado unas pérdidas de 852 millones de euros hasta agosto de 2010. Muy lejos de los 196 millones declarados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Lejos de generar mayor confianza en el mercado español, el Gobierno se contradice. Surgen los comentarios a favor y en contra de poner en marcha nuevas medidas que mejoren la confianza y el consumo. Urgen las reformas y más aún, la puesta en marcha de las ya aprobadas.
Por el momento, el próximo sábado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunirá con los 30 mayores empresarios del país. Una reunión que trata de calmar los ánimos de 100 empresarios y personajes relevantes del país que, desesperados ante esta situación económica, han entregado al Rey un contundente documento donde solicitan medidas de eficacia.