El partido, que terminó 1-1, estuvo detenido varios minutos en la segunda mitad tras una de las imágenes más siniestras y surrealistas que se recuerdan en un partido de fútbol: un hooligan entró al terreno de juego armado con una barra de hierro y durante minuto y medio -el tiempo que tardaron las fuerzas de seguridad en actuar-, causó auténtico terror en el estadio Poljud, campo del Hajduk Split.