La incertidumbre les impide hacer planes. Ni siquiera podrán estar en los Juegos Olímpicos de Río. El monarca pide paciencia, como la que tienen ante los flashes y las cámaras. Posan de pie, sentados en el banco. Ellos delante, sus hijas detrás. Y se despiden, con un Rey que espera por lo menos tener algo de tiempo para navegar. Los tiempos políticos dirán.
