No sólo el fútbol español tiene graves problemas con la violencia generada en los estadios por los ultras. El fenómeno extremista asociado al deporte rey es tan antiguo casi como el propio fútbol como deporte masas. Y la última prueba de ello se ha producido este domingo en uno de los grandes duelos del balompié belga, el Standard de Lieja – Anderlecht.
Antes del mismo, el gran protagonista del partido era Steven Defour, que volvía por primera vez al que fue su estadio tras fichar este verano por el Anderlecht, eterno rival del Standard, procedente del Oporto, al que llegó precisamente desde el club de Lieja. Y el recibimiento no ha podido ser más desagradable, pues los aficionados más radicales del Standard han mostrado una enorme pancarta en los instantes previos al partido con la imagen de un encapuchado con una espada en su mano izquierda y la decapitada cabeza de Defour en la derecha, junto al lema "Red or Dead" (Rojo, o muerto).
De hecho, la presión ha afectado a Defour, que no ha terminado el partido tras ser expulsado por ver una segunda tarjeta amarilla al comienzo de la segunda mitad tras lanzar un pelotazo a la grada. El partido, que aún marchaba empate a 0, ha concluido con victoria del Standard por 2-0, tras acusar el Anderlecht por la expulsión de Defour y su inferioridad numérica durante más de media hora.
Actualmente, el Standard es cuarto clasificado de la Jupiler League, en la que el Anderlecht marcha segundo tras el Brujas, al que no podrá dar caza tras su derrota en el Estadio Maurice Dufrasne.