Los acontecimientos en Oriente Medio viven otra escalada de tensión, en este caso, en el ámbito que corresponde a Israel y el mundo palestino. Vimos durante meses los esfuerzos dirigidos fundamentalmente por la democracia norteamericana para lograr un entendimiento entre los gobiernos de Ramala y Jerusalén y poder, de nuevo, reanimar el proceso de paz. Eso ha sido imposible, y, de hecho ya lo sabíamos. De hecho el propio presidente Obama nunca confió demasiado en los resultados de este proceso.
El problema fundamental siempre ha sido la falta de autoridad real del presidente de la autoridad palestina Mahmud Abás sobre el conjunto de grupos palestinos, fundamentalmente de los más radicales empezando por la versión palestina de los Hermanos Musulmanes que es Hamás.
No han dado margen al presidente Mahmud Abás para negociar. Finalmente ha sido un gobierno de coalición pero el proceso se ha roto fundamentalmente por la voluntad de los dirigentes de Hamás para secuestrar y asesinar a unos niños judíos israelíes. A partir de aquí evidentemente el proceso de paz no tienen ningún futuro pero sobre todo se ha pasado de las palabras a las armas.
Desde la franja de Gaza se lanzan misiles contra centros de población israelíes que ponen a prueba, una vez más, la inversión que ha venido haciendo Israel durante estos últimos años por desarrollar escudos antimisiles.
Al mismo tiempo el gobierno de Israel aprovecha la situación para tratar de eliminar a dirigentes de Hamás y de otros grupos radicales establecidos en la franja de Gaza y también de acabar con sus capacidades, fundamentalmente en los lugares donde se ensamblan los pequeños misiles y los lugares donde se colocan las lanzaderas.
El desarrollo de los acontecimientos está por ver. Vamos a averiguar en un tiempo breve si Israel decide o no entrar de nuevo en la franja de Gaza para buscar directamente a los responsables de estos actos de violencia que no tienen ninguna justificación de ningún tipo.
Por lo demás, todos somos conscientes de lo que pueda ocurrir en Israel y la franja de Gaza que estará conectado de una manera o de otra al conflicto general de Oriente Medio, que tiene que ver, tanto con el proceso de desestabilización de los Estados árabes tras la llamada primavera árabe, como a la tensión entre suníes y chiíes que en estos momentos se hace patente en los campos de Irak, de Siria y en menor medida de Líbano, donde persas y saudíes tratan de echar un pulso para ver quién finalmente se hace con el liderazgo en la región.
Estamos ante una crisis de largo recorrido, multifacética, en algunos momentos prima más un aspecto del conflicto, otras otro, pro no podemos pensar que estamos ante algo ocasional, ante un estallido que en un tiempo breve se va a resolver. Hay crisis para mucho tiempo y tenemos que metalizarnos para ello.