El característico movimiento de los brazos y manos de Zapatero, típico producto del laboratorio de los omnipresentes asesores de imagen, fue imitado por Rubalcaba, primero, que adaptó sus gestos al suceder a Zapatero y, ahora, por Eduardo Madina.
La habilidad de Zapatero para hacerlo con cierta naturalidad ha ido evolucionando a peor en sus sucesores, hasta llegar a un Madina muy forzado, que exagera el gesto con movimientos bruscos y muy forzados.