"Me gustaría poder decir que el fallo del Tribunal Constitucional sobre el proceso separatista de Cataluña, que incluye la declaración de soberanía del Parlamento, el referéndum y todo lo demás, no es un fallo sino un acierto, chiste fácil pero inevitable, pero no puedo porque es un fallo muy fallón. Es un fallo que no es un fallo, es una trampa. Es una chapuza infecta en la que por un lado te dice que la soberanía es del pueblo español y que no se puede dividir y que aquí la soberanía significa que el pueblo español, hace ya bastantes siglos, decidió que es el pueblo español, y que todos lo poderes emanan del pueblo español.
Bueno pues no, la pobre nacionalista Asúa del PSOE ha metido, así como si no quiere la cosa, que el derecho a decidir puede ser legal. Vamos a ver. El único derecho a decidir legal es el que ya es legal, el de la Constitución, lo demás es la prevaricación que están dispuestos a cometer como cuando legalizaron a ETA los miembros del Constitucional a las órdenes del PP y del PSOE. Que están preparando ya el gran pastel en la Zarzuela y en la Moncloa de un gobierno de coalición triturando la constitución española para hacerles hueco a los separatistas catalanes. Que no van a entrar. El Tribunal Constitucional aparentemente defiende la soberanía nacional pero deja la puerta abierta para cargárselo. Eso no es un tribunal, eso es la chapuza que ya conocemos.
La respuesta de Artur Mas ha sido injuriar al Tribunal Constitucional y luego decir que aprovecharán la parte que puedan aprovechar. Lo de costumbre. Y ¿qué van a aprovechar? Lo que el Gobierno y el PSOE quieren que aprovechen, negociar. Y ¿qué van a negociar? La soberanía nacional. Y a esto le llaman un fallo, con cuanta razón. Pero cuidado porque de estos fallos vienen luego tragedias terribles. Cuando se prevarica tanto y de tan aviesa manera los resultados suelen ser horrorosos. Y lo vamos a ver en un par de años. Es más, puede que el año que viene."