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¿A qué lógica responde la doble declaración catalana de independencia?

José García Domínguez analiza la proclamación del referéndum de autodeterminación y la declaración unilateral de independencia en Cataluña.

Escribió en su día Josep Pla que en Cataluña existe una forma sencilla para llevar una vida fácil, tranquila y regalada. Esa forma consiste en afiliarse al extremismo.

El Presidente Artur Mas, buen lector del clásico Pla, acaba de anunciar hace unas horas que el próximo 9 de noviembre se celebrará sí o sí un referéndum de autodeterminación al margen de lo que establece el ordenamiento constitucional español. De forma paralela una auto-denominada Asamblea Nacional de Cataluña, plataforma de agitación callejera que controla Convergencia, es decir, el partido del President de la Generalitat, ha anunciado, por su parte, que el 23 de abril, próximo día de Sant Jordi, tal vez una rémora del nacional-catolicismo en la versión catalana, se producirá la declaración unilateral de independencia. Asunto que introduce una cierta contradicción lógica que a él se le escapa, puesto que si el día 9 se celebra un referéndum de autodeterminación no se entiende muy bien por qué seis meses después se proclamará la independencia de Cataluña en un acto unilateral, hay una especie de doblete extraño.

¿A qué lógica esquizofrénica responde esa doble decisión?

Por un lado, entiendo yo que el estado de agitación política que anuncia la convocatoria de elecciones europeas. Convergencia compite en radicalidad por un mismo espacio electoral con Esquerra Republicana de Cataluña, por tanto, conviene agitar las aguas del independentismo y por otro lado obedece a una estrategia más de fondo que fue teorizada en su día por una socióloga alemana Elisabeth Noelle Newmann que escribió el libro La espiral del silencio donde se explica cómo se puede cambiar de forma muy inmediata los posicionamientos de la opinión pública. Cómo se consigue que, por ejemplo Cataluña, el independentismo pase en intervalo de meses de ser una opción minoritaria, extremista y marginal a ser mayoritaria o por lo menos a abarcar el 50% del censo electoral.

Eso se consigue introduciendo miedo en el cuerpo electoral, introduciendo miedo en la ciudadanía y haciéndolo desde una posición de un discurso monocorde y único en los medios de comunicación. Eso es lo que está ocurriendo en Cataluña donde el discurso público está monopolizado por el independentismo y ese independentismo único, ese pensamiento único nacional lo que está provocando es el retraimiento, el miedo, por parte de lo no nacionalistas y un miedo que tiende a tener una traducción práctica en el cambio de opinión, en el adherirse a la posición mayoritaria, o lo que la población entiende como mayoritaria que es la oposición de Artur Mas.

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